miércoles, 15 de julio de 2015

DANIEL


Casi te puedo ver atravesando los días y las humedades que se aferran a tu piernas. Humedades pegajosas de veranos que se transforman en viento y en invierno. Es esa manía que tiene el tiempo de enfriar las urgencias y pintar de ocre las fotos.

Casi te puedo ver, un poco delante mio, un poco de costado, envuelto de multitudes de amados ausentes. Y nos encontramos en un abrazo y cerramos juntos los ojos y todo vuelve a estar en su lugar, todos vuelven a estar. Entonces aparecen tus gambetas con la Pulpo y tu risa. Aparece la abuela Sofía despertándote de madrugada para que te pruebes el pullover que te teje. Brillan de nuevo las tardes que corríamos por el patio de tu casa perseguidos por Pamela. Y los partidos de tenis inolvidables en el asfalto de Misiones recorrido por serpientes de brea blanda.
Me quedo con los ojos entornados y la soledad y la madrugada ayudan a abrirte la puerta de casa para que festejes conmigo algún cumpleaños, esa alegría infinita cuando nos daban permiso para quedarnos a dormir en tu casa o en la mía.

Hoy nos van a volver a echar del comedor, porque los grandes están acomodando las fichas nacaradas del poker. Nos vamos a sentar en la mesa de los chicos y vamos a brindar con Crush o Mirinda, vamos a brindar porque entre tu mirada y la mía el desfile de encuentros no se termina.

Durante esta madrugada el tiempo se romperá la cabeza impotente, porque no podrá contra tu risa riéndote de mi "gancha". Porque seguís brillante, mi Primer Amigo, corriendo rapidísimo bajo el laurel gigante que crece en el patio coronando un día que siempre quedará a salvo del olvido y del frío.

Feliz cumpleaños, Dani.


2 comentarios:

  1. Casi los pude ver, corriendo rapidísimo, algo más lento Germán.

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  2. Ese ataque solapado... es que la gente no sabe que el gato negro siempre nos miraba desde debajo del coche, algo desconfiado, y tu a su lado. Nosotros fingíamos que no te veíamos y nos reíamos. Y tu fuiste acumulando rencor, y ahora me dices que yo no corría tan rápido. Vamos Alex, cuando llamaban para comer no había nadie en el barrio que me superara.

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