Mucha tropa riendo en
las calles
con sus muecas rotas,
cromadas
y por la carretera
vallada
escuchás caer tus
lágrimas.
Patricio Rey y sus
Redonditos de Ricota
Los
inocentes son los culpables
dice
Su Señoría
(El
Rey de Espadas)
Charly García
-¿HOLA
SUSANA? ¡QUEREMOS COGER COMER!
El
telediario pasa una noticia tras otra. en Corea del Norte un misil le
saca la lengua al Tío Sam, los iraníes (siempre) traman algo,
superproducción high tec en China, el Frente Polisario avanza a
Sáhara Occidental desde Argelia. Un informe muestra gente vomitando
en Haití. ¿Qué está pasando? Los haitianos están furiosos por la
peste de cólera que se extiende por la parte oeste de la isla que
comparten con los dominicanos. Le echan la culpa a los Cascos Azules
nepalíes. Al parecer, en Nepal, el cólera es epidemia. Los soldados
han tirado sus desperdicios en el río Mirebalais y desde allí la
mierda se extendió por todo el país e incluso a la vecina República
Dominicana. Hacía cien años que no se registraba un brote de cólera
en Haití. Según estudios de laboratorio la cepa detectada que ya
causó 1.000 muertos y ha infectado a 15.000 es de origen
surasiático. Una vez más la ONU, literalmente, se cagó en ellos.
La
furia de los haitianos con piedras y palos se ha dirigido contra los
Cascos Azules. Dos manifestantes han muerto y otros treinta han sido
heridos, la réplica violenta de los soldados “pacificadores” ha
sido en legítima defensa, según informa la ONU.
Estábamos
equivocados quienes pensábamos que algunas culturas tomaban los
desastres naturales o provocados como un “castigo divino”. No es
así, muchos se rebelan y nos revelan una dignidad que no aparece en
los noticieros cuando los muestran impávidos con moscas alrededor de
los ojos, o filman niños con panzas hinchadas por el raquitismo. No
es algo natural para ellos el hambre o las enfermedades. No es algo
aceptado aunque nos quieran vender eso.
Los
soldados de las Naciones Unidas han actuado en legítima defensa,
vuelvo a escuchar. Los soldados tienen inmunidad jurídica. Pero más
allá de eso, sobre los soldados hay más broncas que no aparecen por
la tele. ¿Los haitianos atacan a las tropas de las Naciones Unidas
por el cólera o hay algo más?.
Las
denuncias por abusos sexuales contra las fuerzas de paz de las
Naciones Unidas se extienden por el mundo y a través de los años.
Los soldados denunciados y encontrados culpables son simplemente
repatriados a sus países donde no se les hace ningún tipo de
juicio. Están plenamente probadas las denuncias por violaciones en
masa hechas por Cascos Azules en República del Congo, Burundí,
Sudán, Kosovo, Liberia, Costa de Marfil y (adivinen)… Haití.
En
1993 Cascos Azules belgas e italianos fueron acusados en Somalia por
actos de tortura, sadismo y violación. En ocasión de la operación
“Restablecer la Esperanza”, ordenada por las Naciones Unidas, el
sargento belga Dirk Nassel del Tercer Regimiento de Paracaidistas,
fue acusado de golpear y humillar a un menor somalí. El sargento
admitió los cargos y como descargo dijo que los menores iban
continuamente a la base a mendigar comida. Obligó al niño de
religión musulmana a comer carne de cerdo, además, amarró a la
víctima a un tanque de guerra y ordenó al conductor que lo pusiese
en movimiento. Otros dos soldados fueron absueltos, pese a las fotos
incriminatorias, por la acusación de suspender sobre una hoguera a
un somalí. Los jueces entendieron que lo habían hecho solo por...
¡entretenimiento! También fueron absueltos los soldados belgas
participantes de una violación a una mujer somalí en ocasión del
cumpleaños de uno de ellos y a los responsables de la muerte de un
niño que fue sorprendido tratando de robar comida en la base
Kisamayo. Al chico lo encerraron durante dos días en un contenedor
metálico bajo los rayos de sol.
Las
denuncias se acumulan un año tras otro. Redes de pederastía en el
continente africano y tráfico de prostitución en Kosovo. Jane Holl
Lute, asistente de la secretaría general para las operaciones de paz
admitió en una entrevista a la cadena BBC que “los problemas
referidos a la explotación de población vulnerable por parte de
Cascos Azules han existido desde el comienzo mismo de la creación
de la fuerza”.
En
Haití una niña de 11 años fue violada frente al palacio
presidencial en Puerto Príncipe. Otra menor declaró haber sido
violada en una base naval de la ONU en el año 2008. La dinámica es
casi idéntica en todo el mundo, favores sexuales a cambio de
alimentos. En 2007, el diario Los Angeles Times informó que, en
Haití, "niñas de 13 años tenían sexo con soldados de paz de
la ONU por un dólar".
Según un informe de
la organización británica Save the Children efectuada en el año
2008, más de doscientos cincuenta niños de entre seis y diecisiete
años admitieron haber sido víctimas de manoseos, relaciones
forzadas o participación para filmes pornográficos por parte de
fuerzas de paz. Al mismo tiempo la organización destaca que un gran
porcentaje de víctimas no denunciarían lo vivido por temor a las
represalias o a ser estigmatizados por su mismo entorno social. Cada
uno de los niños dijo que conocían a su vez otros diez casos más
de este tipo de comportamiento por parte de tropas o por empleados de
organizaciones de ayuda.
Pese
a que la ONU instó a los gobiernos de todos los países
participantes en operaciones de paz para que se comprometan y juzguen
y condenen a los soldados implicados en estos delitos, solo dos se
hicieron eco, Sri Lanka y Sierra Leona. La mayoría de países no se
hacen cargo del comportamiento de sus soldados más allá de sus
fronteras.
En
el informe citado anteriormente de Save the Children, se destaca que
además de las fuerzas de ONU, otras veintitrés organizaciones de
ayuda asociadas a estas acciones fueron acusadas por sus víctimas
durante las entrevistas realizadas en el año 2008. La directora de
Save the Children, Jasmine Whitbread, dijo que la investigación
desnuda las "acciones despreciables" de los que "abusan
sexualmente de los niños más vulnerables del mundo, a los niños
que se suponía tenían que proteger"
Organizaciones
de Derechos Humanos de Tumaco, en Colombia, han acusado a militares
de los Estados Unidos de prostituir a menores de edad entre los años
2003 y 2007. El personal militar que se hospeda en hoteles cinco
estrellas y que están allí para la lucha antinarcóticos, pagan por
los favores sexuales con teléfonos celulares de alta gama. No solo
tienen relaciones, también hacen cintas de video que se distribuyen
en un mercado mundial y clandestino. Los embarazos y enfermedades de
transmisión sexual se están extendiendo entre las menores y es un
hecho imparable a raíz del miedo a denunciar por la complicidad de
las autoridades locales y la absoluta impunidad de los extranjeros.
La
flamante ministra de Relaciones Exteriores de la República Argentina
es Susana Malcorra, Desde
2004 se desempeñó en la ONU como Directora de Operaciones y
Directora Ejecutiva Adjunta del Programa Mundial de Alimentos.
Fue acusada por delegados italianos y británicos por la burocracia
impuesta durante la crisis en Darfur. Además, según cables y
documentos filtrados por Wikileaks, trabajó a favor del gobierno de
los Estados Unidos incorporando gente que le han sugerido en
distintos puestos de trabajo, dándole de algún modo la razón a
Diosdado Cabello, titular de la Asamblea Nacional de Venezuela, que
la acusó de pertenecer a la CIA. Un tribunal integrado por tres
jueces independientes convocados por Ban Ki-moon, llegó en diciembre
de 2015 a la conclusión que los funcionarios de la ONU, encabezados
por Susana Malcorra, Jefa de Gabinete de la ONU, habían intentado
silenciar y ocultar los abusos sexuales a menores de edad perpetrados
por los Cascos Azules de la ONU y fuerzas de paz de Guinea, Chad y
Guinea Ecuatorial en misiones en el continente africano. En total son
13 abusos sexuales a niños por parte de 16 soldados en un campo de
refugiados en República Centroafricana. Pese a todo, Ban
Ki-Moon felicitó a Malcorra por el nombramiento en el gobierno
argentino y declaró que en las Naciones Unidas cumplió sus
funciones con “gran distinción” O sea, una salida honorable.
El
18 de febrero de 2016, el diario Clarín (el de la corneta), publicó
que Susana Malcorra estuvo hace pocos días reunida con Ban Ki-moon
y
que le entregó tres cartas firmadas por el presidente Mauricio
Macri. En una de esas cartas el presidente Mau se compromete a
aportar con presencia argentina las tropas de Cascos Azules.
La
relación de Macri con los niños está perfectamente documentada en
varias noticias de distintos medios de comunicación. El ataque con
balas de goma de la Gendarmería a un grupo de niños que formaban
parte de una murga de carnaval, o la complicidad con los responsables
de reducir a menores de edad a trabajo esclavo en talleres textiles
clandestinos. Ahora sumará una nueva relación con los más
pequeños, relaciones sexuales.
La
ley de los Cascos Azules es la que ellos mismos imponen entre
excesos de alcohol y cocaína. Privilegian su erección urgente y
condenan a un niño a crecer (si tienen la suerte de no ser
asesinados) en el miedo, la vergüenza, los complejos y el rencor. La
contradicción de defender la paz con asesinatos, torturas y
violaciones no parece advertirla algunos medios de comunicación que
se ponen de acuerdo para envolver a ciertos hijos de puta en un aura
de política humanitaria correcta y de ojos azules.
Los
soldados ya están listos para una nueva misión. Preparan sus
enseres fundamentales: drogas, balas, cámaras de video y
preservativos...